ITALIANISMO EN EL MUNDO

Cristina Maffei Suomi

 

 

Para los que la conocen se llama simplemente “La Dante”, y para comprender los objetivos base de la asociación es suficiente citar el artículo 1 del estatuto: “La Dante Alighieri tiene el objetivo de cuidar y difundir la lengua y la cultura italiana en el mundo, llevando lejos el sentimiento de italianidad, reavivando los lazos espirituales de los compatriotas en el extranjero con la madre patria y alimentando entre los extranjeros el amor y el cuidado de la civilización italiana”.
La función principal es doble, dirigida a los amantes de Italia, ya sea por sus raíces o nacimiento, o bien por una elección propia. Incluso los verbos utilizados son significativos: “reavivar”, “alimentar” en el sentido de renacimiento, de iluminar, de dar vitalidad y nutrir un sentimiento latente o ya durmiente, también para quienes no hayan perdido u olvidado este sentimiento en el transcurso de los años pasados lejos de su tierra natal.
En este sentido, “la lejanía es sólo la distancia que se debe recorrer para llegar a casa...” Se puede escribir cuanto se quiera alrededor de esta frase; el que vive o ha vivido en el extranjero, me comprenderá perfectamente.
Los aspectos de la ausencia son muchísimos y la distancia no es sólo geográfica, mesurable en los kilómetros o millas que nos separan de nuestro pueblo, hay también una distancia lingüística, intelectual, social, afectiva. Además, de pronto, la distancia se convierte en una fuerte nostalgia, acompañada del deseo de colmar esta añoranza, que no es sino el dolor, el consumirse, al cual Leopardi da el nombre de “rememoración”, como el mito Carduccian del retorno a la infancia y a los orígenes, de la pérdida de la referencia personal que daba seguridad a la propia existencia.
Para expulsar esta pérdida de la pertenencia no basta escuchar una melodía familiar o cocinar un auténtico plato italiano, se hace necesario una exigencia más profunda, aquella de unir las piezas de la propia identidad y dar vida a un recorrido nuevo e interesante junto con la actual sociedad que acoge. La Dante estimula y ayuda a este acercamiento, hace de puente entre aquello que está en Italia y aquello que está en el exterior, da la oportunidad de recordar y transmitir nuestra italianidad en muchos campos del conocimiento y de la cultura, sobre todo haciendo partícipes a otros habitantes del mundo. Si actúa lo que amo definir como “simbiosis cultural” más allá de los confines, del interés que demuestra un extranjero por Italia,  brota un recíproco beneficio que incrementa también el conocimiento del propio nativo.
Como en todos los referentes sociales, el intercambio se convierte en provechoso y vital cuando se comparte un ideal o un objetivo común y toda tierra, aunque lejana, se vuelve fértil cuando es cultivada con pasión, entusiasmo y amor, características que compartimos los cuidadores de Italia.

EL PLIDA
PLIDA es el acrónimo de “Progetto Lingua Italiana Dante Alighieri” y ha nacido para satisfacer el siempre creciente requerimiento de aprendizaje de la lengua italiana por parte de los extranjeros que, por motivos laborales, culturales o de estudio, están interesados  en nuestra lengua.
La actividad está dirigida a personas cuya lengua materna no es el italiano y se encuentran en diversos contextos para los cuales ofrece:

  • Cursos de formación y reciclaje para preparar a los profesores de italiano en el extranjero.

Tal formación se basa en la lingüística y en la didáctica de la glotología, unida a los aspectos históricos, sociales y culturales en los cuales la lengua vive y se desenvuelve.

  • Cursos de italiano L2 en conexión con el punto de vista contextual y metodológico y con el desarrollo de la competencia comunicativa  de las cuatro actividades base (comprensión oral y escrita, producción oral y escrita) que actúan a través de una aproximación comunicativa integrada.

El objetivo final es el reconocimiento oficial del conocimiento y la expedición de una Certificación que acredita la competencia en italiano como lengua extranjera, según la escala de niveles que van desde el A1 al C2, correspondientes al cuadro común europeo de referencia para las lenguas del Consejo de Europa (QCE). Estos exámenes se realizan en Centros Acreditados supervisados y autorizados por la sociedad D. Alighieri y presentes en muchas ciudades del mundo.
El Plida ofrece otras dos certificaciones especiales: Plida Juniors para adolescentes, con test contextuales más familiares para los jóvenes, y el Plida Comercial, para aquellos que utilizan el italiano en el ámbito financiero y comercial.
Interesantes son otros proyectos relativos a la asistencia lingüística llevada a cabo en los países de origen de los trabajadores extranjeros e interesados en trasladarse a Italia por motivos laborales, iniciativa a la que se atribuye un lugar de preferencia, y que permite, sobre todo, una mejor y más rápida integración, esencial para una fecunda convivencia.
Por último, los estudiantes pueden visitar varios sitios en internet  como “Prueba tu italiano”, considerado altamente útil, no sólo para el que aprende italiano, sino también para quienes lo han hablado y podrían refrescarlo con un curso para mejorar y enriquecer sus conocimientos de la lengua.

 

 

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