NÚMERO 11

     

LOS DOLOMITI

Un compromiso que requiere más responsabilidad.
Una reto para encontrarse a través de las acciones populares y no en las decisiones de unos pocos


Lorenzo Dellai

 


Es con legítimo orgullo, pero también con preocupación y responsabilidad, que recibimos el reconocimiento de la condición única de los Dolomiti. Estamos creando un importante compromiso para la preservación y promoción de esta área, en un momento en el que se habla mucho de preservar el medio ambiente. Desde este punto de vista, creo que las instituciones y el público han llegado a ser mucho más conscientes.
Los Dolomiti son más que un espléndido teatro de roca, son el hogar común de hombres y mujeres que aún quieren vivir en la montaña y, por esta razón, tenemos la responsabilidad de promover esta comunidad y toda su diversidad cultural de sus habitantes, para empezar con la diversidad lingüística en oposición a cualquier estandarización impuesta. Nuestra responsabilidad es recuperar los signos de la memoria colectiva de nuestra área, en oposición a una lógica de despersonalización. Al mismo tiempo, debemos intentar apoyar las ocupaciones de los Dolomiti, tanto las tradicionales como las innovadoras, para evitar dos riesgos: que nos convirtamos en un Disneyland sin alma o convertirnos en un bosque desierto sin personas. Quiero dedicar esta ceremonia a muchas personas, tantos jóvenes como ancianos, que tenazmente continúan su tradicional labor y, sobre todo, a aquellos que trabajan en la difícil ocupación de criar animales, sin lo que los Dolomiti se convertirían en una Venecia sin góndolas.
Me gustaría que el compromiso de hoy sirviera para dar una mayor visibilidad a los cuidadores de animales de la montaña porque el peso que dan las instituciones de Italia y Europa es mucho menor del que merecen. Además, para nuestras administraciones, el reconocimiento de los Dolomiti como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO conlleva una gran protección a este patrimonio desde el punto de vista de la modernización. El reto de este reconocimiento debe ser asumido por las acciones de la gente y no de unos pocos, a través de una cultura de la preservación que esté en consonancia con la gente y las comunidades y no inspirada en la autoridad y cualquier restricción pedante.

 
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